La Región Leonesa en Castilla y León: Historia, Identidad y Desigualdad Territorial
Basado en el Trabajo Fin de Grado de Alberto Zamorano Cuesta (Universidad Carlos III de Madrid, 2024)

Por Redacción La Región Leonesa
Basado en el Trabajo Fin de Grado de Alberto Zamorano Cuesta (Universidad Carlos III de Madrid, 2024)
Introducción
La configuración territorial del Estado español ha sido, desde la transición democrática, un campo de tensiones entre unidad y diversidad, entre centralismo y descentralización. En este contexto, la Región Leonesa —integrada por las provincias de León, Zamora y Salamanca— constituye un caso paradigmático: es la única región histórica de España que no cuenta con una autonomía propia. En su Trabajo Fin de Grado titulado "La Inclusión de la Región Leonesa en Castilla y León: Un Análisis Integral del Proceso Histórico y sus Efectos Económicos, Demográficos y Políticos", el politólogo Alberto Zamorano Cuesta ofrece un análisis exhaustivo de este proceso, sus raíces históricas y sus consecuencias estructurales.
Un recorrido histórico: del Reino de León a la integración forzada
Zamorano traza un recorrido histórico que arranca en 1833 con la división territorial de Javier de Burgos, que reconocía a la Región Leonesa como una entidad compuesta por las citadas tres provincias. Aunque esta división carecía de competencias administrativas, sentó las bases para una identidad regional diferenciada. A lo largo del siglo XIX y principios del XX, el leonesismo se manifestó en exposiciones regionales, asociaciones culturales y reivindicaciones políticas, como la exclusión de León en el proyecto de Constitución Federal de 1873 o el efímero Cantón de Salamanca.
Durante la Segunda República, el regionalismo leonés alcanzó cierta articulación política con la creación de partidos como Acción Agraria Leonesa, que defendía una autonomía con competencias legislativas y fiscales. Sin embargo, la Guerra Civil y la dictadura truncaron este desarrollo. A pesar de ello, el régimen mantuvo una concepción regional diferenciada para León, como lo demuestra la celebración del "Día Regional Leonés" en 1939 y la persistencia de la categoría "Región Leonesa" en documentos oficiales como los del INE.
El proceso autonómico: entre la ambigüedad constitucional y la imposición política
La Constitución de 1978, al reconocer el derecho a la autonomía de las "nacionalidades y regiones", abrió la puerta a una reconfiguración territorial. Sin embargo, la ambigüedad deliberada del texto constitucional permitió que la Región Leonesa fuera absorbida en la nueva comunidad de Castilla y León sin un referéndum específico en sus provincias.
Zamorano documenta cómo, tras la creación de la Mancomunidad de Castilla y León en 1977, la Diputación de León se opuso formalmente al anteproyecto de autonomía. Incluso se produjeron manifestaciones masivas en León en 1978, y durante varios meses la provincia estuvo cerca de seguir el camino de La Rioja y Cantabria hacia una autonomía uniprovincial. No obstante, la falta de iniciativa política y la presión de los partidos estatales acabaron por diluir esta posibilidad.
El territorio como sujeto político
Uno de los aportes teóricos más relevantes del trabajo de Zamorano es la conceptualización del territorio como sujeto político. Inspirado en autores como Joan Subirats y Manuel Castells, el autor argumenta que el territorio no es solo un espacio físico, sino un entramado de relaciones sociales, identidades y aspiraciones. En este sentido, la Región Leonesa posee una identidad histórica y cultural que ha sido sistemáticamente ignorada por las estructuras autonómicas actuales.
Descentralización y desarrollo: ¿una promesa incumplida?
El análisis empírico del trabajo se centra en evaluar los efectos económicos y demográficos de la inclusión de la Región Leonesa en Castilla y León. Utilizando series históricas del Instituto Nacional de Estadística (INE) entre 1983 y 2023, Zamorano demuestra que las provincias leonesas han sufrido un deterioro sostenido en múltiples indicadores:
- Población: León, Zamora y Salamanca han perdido población de forma constante, mientras que otras provincias castellanas han mantenido o incluso incrementado sus cifras.
- Envejecimiento: El índice de envejecimiento en la Región Leonesa es significativamente superior al del resto de la comunidad.
- Paro: Las tasas de desempleo han sido sistemáticamente más altas en las provincias leonesas.
- PIB per cápita: El análisis de regresión lineal muestra una brecha creciente entre el PIB per cápita de León, Zamora y Salamanca respecto al promedio de Castilla y León.
Estos datos sugieren que la descentralización autonómica no ha beneficiado por igual a todas las regiones integradas en la comunidad. Por el contrario, la Región Leonesa ha sido marginada en términos de inversión, representación y desarrollo.
El leonesismo contemporáneo: entre la resistencia y la propuesta
El trabajo también incluye entrevistas con figuras clave del leonesismo actual, lo que permite comprender las motivaciones y estrategias del movimiento. Lejos de ser una reivindicación nostálgica, el leonesismo se presenta como una respuesta racional a un modelo autonómico que ha fracasado en garantizar la equidad territorial. La demanda de una autonomía propia no se basa en el rechazo a Castilla, sino en la necesidad de contar con herramientas políticas para revertir la decadencia económica y demográfica.
Conclusión: una reflexión necesaria sobre el modelo territorial
El estudio de Alberto Zamorano Cuesta concluye que la inclusión de la Región Leonesa en Castilla y León ha tenido efectos negativos en múltiples dimensiones. Más allá de los datos, el trabajo invita a una reflexión crítica sobre el modelo autonómico español y su capacidad para reconocer y atender la diversidad territorial. En palabras del propio autor:
“La Región Leonesa constituye un caso paradigmático de cómo la falta de reconocimiento institucional puede derivar en una pérdida de identidad, representación y desarrollo. La revisión del modelo autonómico debe pasar por una escucha activa de estas realidades silenciadas.”
En un momento en que el debate territorial vuelve a ocupar un lugar central en la agenda política, estudios como este aportan argumentos sólidos y necesarios para repensar la arquitectura del Estado, y La Región Leonesa merece ser parte activa de esa conversación.