El horno de pan

El horno de pan

«El horno y la vieja por la boca se calientan»

Si se habla del barro y los adobes, es imprescindible hablar del horno de leña, de su cúpula construida con ellos, primordial en las casas tradicionales alistanas.

Fotografía de: https://valdelageveparaisoterrenal.blogspot.com

Aunque en algunos pueblos de Aliste existieron hornos vecinales, lo corriente era tener un horno propio cada casa. O bien había una dependencia propia dentro del corral dedicada a ello, «la casa del horno», o estaba adosado a la propia vivienda con la boca en la cocina y la cúpula en el exterior, en el corral generalmente y a veces en la propia calle. El día que se amasaba frío no se pasaba ya que permanecía todo cerrado para que no hubiera corrientes de aire.

«Ni tan adentro del horno, que te quemes, ni tan afuera que te hieles»

«Casa de horno» con el horno interior

De planta circular, la cúpula de adobe hecho sin paja, el solado y paramento de ladrillo macizo. La boca del horno de tamaño reducido, hecha con materiales nobles como el granito o de ladrillo, el cerramiento de madera o chapa de hierro.

Horno Interior. Fotografía de: http://www.dipsanet.es

La parte exterior de la cúpula generalmente enfoscada de mortero de barro.

En muchos pueblos alistanos se protegía la estructura exterior para que no quedase a merced de las duras condiciones meteorológicas con un tejadillo de madera, teja y sobre todo pizarra o bien con cañizo, largas pajas de centeno e incluso losas de pizarra alrededor.

Los instrumentos para trabajar en el horno eran sencillos, Las hogazas se movían con el «rodro», varal con un madero cruzado en la punta y se sacaban del horno cuando estuvieran hechas con la «estaca» o palo terminado en distintos puntas, en forma de «Y».

Horno con cúpula exterior de barro y tejadillo de pizarra en Riofrío de Aliste

Se rascaba y esparcía el «burrayo» o brasas con «el varal» por todo el suelo del horno para que se calentasen todas las baldosas y a continuación se arrastraba el burrayo hacia adelante, se barría el suelo del horno con un «barredero» hecho con ramas de aliso, jara, truvisco o escobas atado al extremo del varal.

Horno exterior en Riomanzanas

«El horno que está caliente, con poca leña cuece»

Las hogazas se colocaban en la «pala» de madera y plana con la que se iban metiendo al horno una a una.

Casa con horno exterior con tejado de pizarra en Valer de Aliste. Fotografía de JB

«Estando el horno caliente, hasta la pala humea»

Ya se ven pocos pueblos que cuentan con hornos de un gran valor dentro de lo que es la arquitectura popular; son hornos que muestran también en el exterior de la casa su forma redondeada y que, al dar a la calle y al estar a la vista de todos, conforman un paisaje urbano de alto valor estético en el rincón donde se ubican y se hallan. A veces, desgraciadamente, por dejadez, abandono o desconocimiento de su valor, han sido destruidos, por lo que desde aquí hacemos un llamamiento a autoridades provinciales, municipales y a los vecinos, para que se respeten, restauren y se valoren como se merecen pues son el legado de nuestros antepasados.