La cara oculta del leonesismo
Esto no es una reflexión personal, sino un sentimiento compartido en silencio por quienes colaboramos en La Región Leonesa, por los lectores y por aquellos que observan el leonesismo desde la distancia con un mínimo de información sobre lo que es hoy en día.
La Región Leonesa
Este medio nació con tres premisas claras:
- El estudio, conservación y divulgación de la cultura e historia del territorio leonés.
- La normalización de la regionalidad leonesa y su territorialidad, por primera vez en un medio digital.
- Ser un punto de encuentro abierto a todos.
Se han puesto las herramientas, la ilusión y los medios humanos y económicos para hacer de este un espacio en el que quepan todas las miradas. El material valiosísimo que los voluntarios aportáis en forma de artículos o audiovisuales no tiene precio.
La Región Leonesa ha recibido halagos, y somos conscientes de que nuestro medio está contribuyendo a normalizar entre la gente algo que antes no lo estaba tanto. Sin embargo, todo este esfuerzo carecerá de sentido si no logramos concienciar a ciertos sectores del leonesismo de que el futuro pasa por unirse, colaborar y dejar de ver como enemigos a quienes no forman parte de su propio círculo.
El leonesismo es un espacio abierto… en teoría
En el leonesismo deberían tener cabida todas las ideologías y pensamientos del ser humano para marchar unidos por un fin. Ese es el propósito, al menos sobre el papel. Sin embargo, la realidad dista mucho de ese ideal.
Los grupúsculos
En la región leonesa quedamos apenas cuatro gatos, y aun así el leonesismo está dividido. Aunque afortunadamente no son mayoría, sí existen grupos y movimientos que no admiten otra forma de hacer leonesismo que la suya. Son colectivos cerrados, opacos, que rara vez se unen con otros y que en muchas ocasiones apenas aportan nada útil.
Algunos aparecen únicamente para quejarse cuando algo no les conviene, sin hacer nada más que eso: quejarse. Otros se dedican a esparcir su hostilidad hacia compañeros leonesistas y a vivir el movimiento como si fuera una competición. Y también están quienes solo se dejan ver en el momento de la foto.
Para entrar en estos círculos basta con ser amigo de alguien de dentro: no hay apertura ni invitación a nuevas incorporaciones. Se autoproclaman defensores del leonesismo, pero en la práctica apenas se mueven una vez al año. Eso sí, las subvenciones siempre llegan puntuales.
Los gallos del corral
Además de los grupúsculos, existen personas con cierto peso dentro del leonesismo que se sitúan por encima del resto. Son figuras engreídas que aparecen únicamente para señalar supuestos errores, pero nunca para apoyar campañas, iniciativas o incluso dar un simple “like” a una publicación que provenga de fuera de su círculo de confianza.
En redes sociales se muestran dando lecciones en tono autoritario, minando la moral de quienes comparten su trabajo con ilusión. Prefieren exhibir sus conocimientos y corregir desde la superioridad antes que sumar esfuerzos o reconocer el valor del trabajo ajeno.
Y un consejo en tono irónico: si te cruzas con uno de estos gallos del corral, mejor huye. No porque tengan razón, sino porque disfrutan más apagando la ilusión de los demás que encendiendo la suya propia.
El precio de la división
Pese al auge del leonesismo, la consecuencia de todo esto es evidente: un movimiento incapaz de crecer como debería ni de mostrarse unido frente a las miradas externas. Los egos y las rivalidades internas frenan su consolidación y minan su credibilidad ante la sociedad. El resultado es un leonesismo fragmentado, dividido en grupos de amiguetes, algunos de los cuales parecen perseguir como único fin el control total del movimiento.
Mirando hacia adelante
El leonesismo no puede seguir siendo un campo de batalla de grupúsculos cerrados. Si de verdad queremos que tenga futuro, debemos abrir las puertas, permitir que la ciudadanía sea participante activa, sumar fuerzas y dejar atrás envidias y recelos.
Solo así podremos construir un proyecto que represente a todos y no a unos pocos.
Por un leonesismo abierto, plural y capaz de mirar hacia adelante.


