Castillo de Aviados

O lo que queda de él

Castillo de Aviados

Fecha aproximada

Aunque existe una leyenda que atribuye su origen al noble visigodo Gundemaro en el siglo VII, la evidencia histórica sitúa la construcción del castillo a finales del siglo XI.

Es en ese momento cuando aparecen las primeras referencias en documentos, y lo mencionan como fortaleza activa dentro del sistema defensivo leonés.

Estilo

El castillo de Aviados fue una fortaleza medieval militar, adaptada a la gran roca caliza sobre la que se asienta. Su estructura respondía al modelo defensivo leonés: tres recintos amurallados escalonados que protegían un torreón rectangular en la cima. No era un hermoso castillo palaciego, era una construcción estratégica que cumplía su función. Hoy se conserva (por decir algo) en estado de absoluta ruina avanzada, aunque aún pueden identificarse el trazado del muro y algún que otro cubo.

Parte del trazado de la muralla. Fuente Edujoser

Historia

El castillo de Aviados se construye a finales del siglo XI sobre sobre una enorme roca que domina el valle del Curueño. Desde allí arriba lo veía todo: el pueblo, la ribera y los caminos que se abrían paso entre las montañas. No era un lugar elegido al azar; quien controlaba esa peña controlaba toda la zona.

Restos del castillo. Se comprueba como es aprovechada la roca madre. Fuente Edujoser


Durante el reinado de Urraca I, el castillo llegó a servirle de refugio en más de una ocasión, eso ya dice bastante de su importancia.

Más tarde, a finales del siglo XIII, pasó a manos de la poderosa familia de los Guzmanes, que lo convirtió en su residencia de verano durante siglos.

Pero la paz de Aviados fue interrumpida en 1467. En plena época de intrigas y luchas de poder, el pretendiente Alfonso arrebató el castillo a los Guzmanes y se lo entregó a sus enemigos, los Quiñones. Aun así, la suerte cambió pronto: durante la Guerra de Sucesión Castellana, los Guzmanes apoyaron a Isabel la Católica, mientras que los Quiñones se pusieron del lado de Juana la Beltraneja. Ganó Isabel, y el castillo volvió a sus antiguos dueños.

Cubo de la fortaleza. Fuente Edujoser


A finales del siglo XV, Ramiro Núñez de Guzmán —uno de los personajes más movidos de esta historia— acabó desterrado a Portugal tras enfrentarse al Almirante de Castilla. Allí, lejos de casa, logró ganarse el favor del rey portugués al frustrar una conspiración. Gracias a eso, los Reyes Católicos lo perdonaron y le devolvieron sus tierras.


El capítulo final llega en 1520. Ramiro apoyó la revuelta de las Comunidades de Castilla contra Carlos I, y cuando el movimiento fracasó, el castillo pagó las consecuencias. El rey ordenó destruirlo como castigo ejemplar. Los Guzmanes huyeron de nuevo a Portugal y, aunque años después fueron amnistiados, la fortaleza nunca volvió a levantarse.
Hoy solo quedan sus ruinas, pero cada piedra sigue contando esta historia de reinas, nobles y traiciones.

Situación actual

Hoy el castillo de Aviados se encuentra en ruinas, pero aún se distinguen restos de sus muros y cubos, que permiten imaginar su antigua potencia defensiva. Pese a su abandono, el lugar conserva una fuerte presencia visual y notable valor histórico.


Ficha por Pilar Iglesias