Béjar, el escenario de moda en Netflix
Estreno de la serie El Cuco de Cristal
La comarca salmantina de la Sierra de Béjar, se ha convertido este 2025 en uno de los lugares más comentados de España. No solo por su encanto natural y su entorno de montaña, sino porque sus calles, montes y edificios históricos se han transformado en el corazón visual de El Cuco de Cristal, la miniserie española que está arrasando en Netflix.
Un thriller que encuentra en Béjar su atmósfera perfecta
La serie, basada en la novela de Javier Castillo, necesitaba un escenario capaz de transmitir silencio, misterio y un pasado de peso.
Béjar encaja como un guante. Sus montañas, su arquitectura de piedra y la sensación de aislamiento que envuelve algunos de sus rincones han permitido construir una estética que acompaña el viaje emocional de Clara Merlo, la protagonista interpretada por Catalina Sopelana.
La historia arranca cuando Clara, una joven doctora que ha sobrevivido a un infarto gracias a un trasplante, decide viajar al pueblo del donante para conocer su vida. Lo que empieza como una búsqueda íntima se convierte en una investigación marcada por desapariciones, secretos familiares y heridas que nunca cicatrizaron.
En ese descenso hacia lo desconocido, Béjar no es un simple decorado: es un personaje más.
El Castañar, un bosque perfecto para el suspense
Uno de los escenarios más reconocibles de la serie es El Castañar, un paraje natural situado a apenas dos kilómetros del casco urbano.
Sus castaños centenarios, la altitud y la quietud del entorno crean una atmósfera entre bucólica e inquietante.
Desde este enclave parten rutas hacia la sierra de Béjar, Peña Negra o el Pantano de Navamuño, lugares que en la ficción se convierten en espacios donde la naturaleza parece observar, guardar y callar.
La Ancianita
En el mismo entorno se alza la plaza de toros de Béjar, conocida como La Ancianita. Inaugurada en 1711, es la más antigua que se conserva en España y su presencia en la serie aporta un peso simbólico evidente: un lugar cargado de memoria, de tradición y de historias que se resisten a desaparecer.
Su estructura de piedra y su ubicación junto al Santuario de la Virgen del Castañar la convierten en un escenario visualmente poderoso.
Museo Mateo Hernández
Otro de los puntos clave del rodaje son los exteriores del Museo Mateo Hernández, antigua iglesia de San Gil.
Su sobriedad arquitectónica y su interior repleto de esculturas talladas directamente en piedra conectan con los temas de resistencia, identidad y permanencia que convergen en la serie.
El Bosque, belleza con tensión
La villa renacentista de El Bosque, uno de los jardines históricos más antiguos de España, aporta a la ficción un contrapunto de belleza ordenada y calma aparente.
Sus estanques, fuentes y paseos arbolados crean un escenario idílico que, en la serie, adquiere un matiz inquietante.
Declarado jardín artístico y compartido por el Ayuntamiento de Béjar y la Junta, es uno de los lugares más singulares del rodaje.
La Covatilla
La sierra de Béjar también se cuela en la serie a través de La Covatilla, cuya altitud, nieve y sensación de aislamiento refuerzan el tono frío y enigmático de la historia.
Sus paisajes abiertos y silenciosos funcionan como un escenario perfecto para subrayar la vulnerabilidad de los personajes y el peso del entorno en la trama.


